El Departamento Ciudadanía Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio acciona desde la Subsecretaría de las Culturas y las Artes. Su misión es fomentar la participación ciudadana en el desarrollo cultural en barrios, comunas, ciudades y regiones del país.
El Departamento busca promover los derechos culturales, fortalecer la identidad y diversidad culturales, y facilitar la conexión entre la ciudadanía y la infraestructura institucional del Ministerio.
Está compuesto por las secciones Territorio Cultural y Participación Cultural, además de dos iniciativas transversales: la Unidad de Cultura, Memoria y Derechos Humanos y el Programa Interculturalidad e Inclusión de Migrantes.
La Sección Territorio Cultural promueve la democracia cultural y la participación ciudadana en la planificación e implementación de políticas públicas de cultura. Trabaja con Enfoque de Derechos Humanos, con énfasis en la diversidad cultural y el fortalecimiento de las identidades regionales.
Coordina tres programas: Red Cultura, que apoyan a municipalidades; Fortalecimiento de la Identidad Cultural Regional (FICR) que impulsa la ejecución de proyectos culturales locales; y Puntos de Cultura Comunitaria (PCC) que reconoce y apoya el trabajo de organizaciones comunitarias.
La sección busca promover el acceso equitativo a expresiones artísticas de excelencia que contribuyan a la democratización de la vida artística en el territorio, fortalezcan la participación ciudadana, el acceso a la cultura y el encuentro entre diversas manifestaciones artísticas y culturales. Estas tareas se implementan mediante los programas Conjuntos Artísticos Estables y Centex.
Participación ciudadana
La participación ciudadana implica que las personas tengan incidencia en la toma de decisiones sobre asuntos públicos más allá del voto electoral, promoviendo espacios de diálogo e intervención en las políticas públicas como, por ejemplo, las políticas culturales locales. Se trata de un derecho consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
La participación ciudadana es clave para garantizar una participación efectiva e inclusiva en la toma de decisiones. Incluir a la ciudadanía en la gestión cultural promueve la transparencia en la acción pública y fortalece la democracia.
Democracia cultural
Vinculado al concepto de participación ciudadana, la democracia cultural se refiere a la construcción colectiva de políticas públicas que reflejen las distintas voces de la ciudadanía en cuanto a su pluralidad, a la valoración de la diversidad de expresiones artísticas y la garantía al acceso equitativo a la vida cultural.
La democracia cultural busca que las personas adquieran conocimientos y habilidades necesarias para promover una cultura de sostenibilidad, incluyendo el respeto a la diversidad cultural, junto con promover el acceso universal a bienes culturales.
Derechos culturales
Los derechos culturales comprenden el derecho de toda persona a participar en la vida cultural, gozar de las artes y contribuir al desarrollo científico y cultural, considerando también el reconocimiento de los derechos colectivos de pueblos indígenas, migrantes y otros grupos sociales en situación de vulnerabilidad.
Los derechos culturales permiten combatir la discriminación y fomentar la inclusión social. También buscan proteger el patrimonio cultural y natural, fortaleciendo la identidad y memoria colectiva de los territorios.
Identidad territorial
La identidad territorial es entendida como una construcción social y dinámica, donde las comunidades configuran su sentido de pertenencia a partir de sus prácticas culturales, memoria histórica y vínculos con el entorno geográfico y simbólico del lugar donde habitan.
Fortalecer la identidad territorial ayuda a alcanzar ciudades y comunidades sostenibles, promoviendo relaciones positivas entre áreas urbanas y rurales. También busca valorar la relación entre cultura y entorno natural en comunidades locales e indígenas.
Enfoque de derechos
El enfoque de derechos constituye un marco conceptual que orienta la acción pública desde la perspectiva de los derechos humanos, poniendo a las personas en el centro y reconociendo al Estado como responsable de garantizar condiciones que posibiliten el ejercicio pleno de dichos derechos en todas sus dimensiones.
Este enfoque es fundamental para asegurar que ningún grupo quede atrás. Es especialmente relevante en la reducción de desigualdades, ya que permite diseñar políticas inclusivas y sensibles a las diferencias culturales, étnicas, sociales y de género.
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
Los ODS son un conjunto de 17 metas globales adoptadas por los países miembros de las Naciones Unidas en el año 2015 como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Estos objetivos buscan erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar la paz y el bienestar para todas las personas. Los ODS están diseñados para ser alcanzados de manera universal, integrada y sostenible entre 2016 y 2030, con la participación de gobiernos, organizaciones, empresas y la ciudadanía.
Integrar los conceptos culturales con los ODS permite vincular políticas culturales con agendas globales de equidad y sostenibilidad, reconociendo el papel de la cultura en la educación, la cohesión social y la protección del patrimonio. Promover una visión integrada donde los derechos culturales se articulen con otros derechos humanos, resultan clave para el avance colectivo.